Michael Larrabee, el veterano de oro
En las paredes de los hogares de la familia Larrabee se aprecia el legado de Michael, dos fotografías de los Juegos Olímpicos Tokio 1964, una de ellas tras ganar los 400 metro con vallas, y la otra en el podium tras conquistar los 4×400 metros en relevos.
Fallecido en 2003 en Santa Maria, California, su familia enarbola sus logros.
Larrabee conquistó la medalla de oro con 30 años y 322 días de edad, para convertirse en el corredor más veterano en ganar los 400 con vallas, además de ser el último atleta de raza blanca en ganar una prueba de velocidad para los Estados Unidos en la justa veraniega.
Aquellos años no eran sencillos para los atletas en el sentido de la preparación, ya que no existían programas de apoyo. Cada quien trabajaba para pagar los gastos de sus entrenamientos además de mantener a sus familias.
Graduado de la Universidad del Sur de California en Geología, Mike llevó sustento a su hogar gracias a las matemáticas; era profesor en High School del colegio James Monroe, además tenía un negocio de bebidas con su hermano y, por si fuera poco, tenía un tercer empleo como representante de calzado de la marca Adidas, era así como se mantenía conectado con el deporte.
La imagen más recordada de Mike en los Juegos de Tokio 1964 se dio en los 400 metros cuando, al salir de la última curva, era quinto lugar pero su aceleración fue tal, que además de ganar la competencia detuvo el reloj en 45.1 segundos.
Posteriormente en el relevo 4×400, Mike se colgó su segunda medalla dorada con un tiempo total del equipo de 3:00.7 minutos.
Una vez alejado de las pistas, la pasión que despertó y desarrollo fue escalar montañas siendo su máxima cumbre el Aconcagua en Argentina, considerada la más alta del continente americano, también logró la cima del Breithorn y del Weisshorn en Suiza.
El Monte Blanc en Francia, el Whitney en California y el Rainers en Washigton.
Todo lo anterior con el tendón de Aquiles reconstruido desde 1960. Por cierto, los médicos pronosticaron que no volvería a correr en el alto rendimiento, merece la pena dejar en claro que los cálculos les fallaron ante el profesor de matemáticas.