Leonarda Martínez, la queretana que asesinó a Benito Juárez
Corría el siglo XIX en México, cuando en México se vivía una de las épocas más oscuras, rodeada de personajes cuyo nombre inspiraba terror y modificaba la vida cotidiana de los mexicanos, tal fue el caso de Leonarda Martínez “La Carambada”, una famosa asaltante de caminos.
Leonarda Martínez nació en 1842 en Querétaro, en un pueblo conocido como “La Punta”.
Varias fuentes afirman que era dama de compañía de Carlota de Habsburgo durante el Imperio, fue entonces cuando Leonarda se enamoró de un soldado imperialista de nombre Joaquín Ortíz, un capitán francés quien fue aprisionado cuando la caída del Imperio y por quien ella pidió clemencia para evitar su fusilamiento.
La mujer intentó entrevistarse con Benito Zeneca, gobernador de Querétaro y, con el propio Benito Juárez para que le perdonaran la vida a su amado; sin embargo, su petición fue rechazada y, asegura que la mujer, llena de rabia y dolor, decidió tomar venganza y se convirtió en bandolera.
Desde ese momento se dedicó a robar y repartir el botín con los pobres de la ciudad de Querétaro y sus alrededores, teniendo como guarida principal las grutas de los socavones, ubicados actualmente en La Cañada, cabecera municipal del municipio de El Marqués.
Leonarda era un tipo “Roobin Hood” de la época, pues robaba diligencias de oro para regalar a los pobres, y según cuenta la leyenda, tras sus robos, que realizaba vestida de hombre, le gustaba descubrirse el torso para mostrar a sus víctimas, entre risas, que había sido una mujer quien los había robado.
A mediados de 1872 coincidieron en la capital queretana, específicamente en la hacienda de Balvanera, tres personajes importantes: Benito Juárez, Benito Zenea y «la Carambada».
Dicen que Leonarda vertió en la bebida del presidente unas gotas de un poderoso veneno derivado de las hojas de la veintiunilla (Asclepias linaria); pócima que surtió efecto justamente veintiún días después de ser ingerida y sus síntomas no responden a un patrón concebido.
La historia registra que veintiún días después de esa reunión, el 18 de julio de 1872, el presidente Juárez dejaba de existir a causa de un ataque de angina de pecho, enfermedad que no tenía antecedentes en la vida del Benemérito de las Américas.
Otra de las versiones dice que La Carambada acabó primero con el gobernador de Querétaro Benito Zenea, con quien tuvo contacto veintiún días antes de su muerte, lo que provocó que las fuerzas del orden la persiguieran.
Ante tal acoso, decide continuar su venganza y huye a la ciudad de México donde gracias a su belleza y seductora presencia logra conocer a Guillermo Prieto, quien la invita a una elegante recepción en la casa de Sebastián Lerdo de Tejada, presidente entonces de la Suprema Corte y sucesor de la presidencia en caso de falta del presidente.
Durante el transcurso de la recepción es presentada ante el Presidente Benito Juárez, quien al estar saludando a los demás invitados deja su copa en una mesa, momento que es aprovechado por “La Carambada” para vertir dos gotas de “veintiunilla” en la champaña.
Testigo del momento Sebastián Lerdo de Tejada, “amigo” de Benito Juárez, simplemente devuelve una sonrisa a Leonarda, quien con este asesinato le abría las puertas de la presidencia.
Benito Juárez fallece veintiún días después, de ahí el nombre del veneno “veintiunilla”, que a decir de la gente que sabe de esto presenta la misma sintomatología de una angina de pecho, mal que le fuera diagnosticado y por el que oficialmente se declaró muerto a Juárez.