El Convento de Santa Clara y su fiel guardiana la monja clarisa

El centro histórico de Querétaro está lleno de cultura y arquitectura colonial, sin embargo sus avenidas principales están inundadas de grandes corporativos que la han convertido en una ciudad.

A pesar de que Querétaro es una ciudad establecida, las leyendas se siguen transmitiendo de generación en generación y muchas continúan presentes en las calles del centro.

El Convento de Santa Clara, una de las edificaciones religiosas más antiguas, alberga la leyenda de la monja clarisa, quien según cuentan, circula las calles que rodean al templo para mantenerlo seguro de los peligros exteriores.

La historia comienza en una temporada de peligro para Querétaro; en donde el ateísmo intentaba colarse a la ciudad tan conservadora, que además había aceptado el gobierno de un emperador extranjero, en lugar de otorgar el puesto a una persona del pueblo.

Una noche de primavera en el año 1867, dos soldados caminaban por la calle Madero, justo frente al Convento de Santa Clara. Los dos hombres, se encontraron con una de las mojas; aparentemente, buscaba ayuda para cargar un bulto de alimento de animales.

Gustosos de poder ayudarla, le siguieron el paso apresurado, sin embargo cuando doblaron la última esquina, uno de los hombres se encontró con la calle abandonada. No había rastro ni de su compañero, ni de la monja. Confundido por la situación, decidió regresar un par de calles y lo que halló fue el cadáver degollado de su acompañante.

Por miedo a ser acusado de traición, decidió avisar a las autoridades y relató lo que había pasado sin omitir ningún detalle. La autoridad acudió al Convento de Santa Clara, pero el soldado no pudo identificar el rostro de la mujer que había asesinado a su amigo, así que dio una pequeña descripción de la monja.

La madre superiora al escuchar tal descripción, mandó a traer un cuadro de su predecesora, quien llevaba muerta más de veinte años. Según algunas de las novicias, ella había muerto diciendo que se encargaría de que nadie profanara el templo y el convento que en algún momento fue su hogar.

Actualmente se dice que la monja, camina por el andador Madero y sobre Ignacio Allende, que sigue cumpliendo con su labor de guardiana del templo.

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