A México le urge reactivar el turismo en sus playas
El turismo brinda 11 millones de empleos, directa o indirectamente, en México, y muchos de esos trabajadores fueron enviados a sus casas a esperar
Redacción
Una ironía de la pandemia de coronavirus es que las idílicas vacaciones en las playas de México que ofrece la publicidad existen realmente en la actualidad: las playas de arena blanca están impecablemente limpias y vacías en la costa del mar Caribe, el agua es cristalina en la del océano Pacífico y el mar alrededor del destino turístico de Los Cabos luce lleno de peces después de 10 semanas sin salidas de botes. Hay ofertas de dos por uno y el personal está muy ansioso.
Por otra parte, pese a la pandemia, a menudo los vuelos están llenos, e incluso los hoteles de México que trabajan duro para desinfectar sus instalaciones tienen poca capacidad para realmente realizar pruebas a sus empleados. Además, aunque probablemente haya menos huéspedes y arriben con menor frecuencia, también es posible que no porten mascarillas.
Todo esto fue evidente cuando los primeros turistas llegaron al hotel Moon Palace de Cancún la semana pasada y fueron recibidos con música de mariachis y el personal en una fila, manteniendo un distanciamiento seguro.
Sin embargo, el personal del Moon Palace portó sus mascarillas en todo momento. Con apenas 300 turistas en playas que pueden albergar a miles, parecía un buen sitio para practicar el distanciamiento social.
En el estado de Quintana Roo, donde se ubica Cancún, el turismo es la única industria que existe, y esa ciudad es el único destino turístico mexicano de gran magnitud que ha reanudado las actividades hasta ahora.
Los ingresos turísticos de México se desplomaron en abril, cuando registraron apenas 6,3% en comparación con el año previo. Cientos de miles de habitaciones de hotel estaban cerradas.
La situación es tan desesperante que el secretario de Turismo mexicano propuso considerar a la industria como una de las “actividades esenciales” de México a fin de poder reanudar las actividades, tal como las industrias de la construcción, minería y automotriz han comenzado a hacerlo. Sin embargo, las autoridades federales de salud se mostraron menos entusiasmadas, notando que el turismo implica viajes, multitudes y estar al aire libre.
La demora en la reactivación de otros sitios aparte de Cancún ha creado una situación desesperada. En el destino turístico de Huatulco, en la costa del Pacífico, decenas de vendedores que operan tiendas costeras de pescado y artículos de la región desafiaron las medidas de confinamiento para reabrir sus negocios, argumentando que se habían quedado sin dinero y no podían aguantar más.
Otros destinos de playa planeaban reaperturas limitadas incluso la próxima semana.
Pero luego se sumó a esa lista a los comerciantes que deambulan en las playas, los meseros y los músicos que se han quedado sin trabajo y la lista creció a 50.000 personas. Ante ello, el gobierno local incrementó los paquetes de alimentos y se utilizó toda la flota de vehículos oficiales para distribuir las despensas.
Castro dijo que no recuerda haber visto tan desierto a Los Cabos, un destino conocido por sus playas, desiertos y pesca deportiva. La usualmente concurrida marina de Cabo San Lucas ahora tiene abundante espacio disponible.
Mientras Los Cabos espera que se dé una reapertura gradual en junio o julio, con límites en la capacidad hotelera, es difícil no pensar que el verano se ha perdido.
Las atracciones en los destinos turísticos mexicanos están mejor que nunca, y no sólo por la poca afluencia.
El secretario de Marina, el almirante José Ojeda Durán, dijo que en lo que va del año no se ha registrado la presencia de sargazo, el alga maloliente que abrumó las playas del Caribe mexicano en 2018 y 2019.
Y en las costas del Pacífico, por primera vez en la historia reciente se ha observado el fenómeno de la bioluminiscencia — el brillo eléctrico que se puede ver por las noches en el mar debido al plancton — en las playas de Acapulco. Los expertos afirman que una combinación de factores — menos personas en el agua, una menor contaminación de las embarcaciones y el bloqueador solar, y menos luces en las costas — podrían estar contribuyendo al brillo del mar.
De cualquier forma, será difícil para México. Algunos lugares, como la isla de Cozumel, dependen prácticamente en su totalidad de la industria de los cruceros, a la que le podría tomar más tiempo recuperarse. Y México no es precisamente conocido por apegarse a las recomendaciones de la Organización Mundial de Turismo de la ONU de viajes seguros, sin inconvenientes y sin contacto.