La Voz del Poder
Braulio. A toro pasado pero es necesario mencionarlo: Braulio Guerra ya ni se paraba en el Comité Estatal del PRI. Estaba más dedicado a su negociada magistratura que en recordar los beneficios que recibió del tricolor en su momento. “Solo se fueron él y sus ácaros” dijeron en redes, puesto que no tenía ningún capital político. ¿Para qué hacer el alarde de “renunciar” a un partido al que ya ni de reojo veía? Nomás por hacerle el favor al Chino. Aún se recuerda aquél 2012 en que el PRI perdió la legislatura; su justificación fue: ¡Ah, pero se ganaron varios municipios! Quiso ofrecer espejitos para defenderse pues los municipios son moronas frente a lo que representa el control del congreso, donde se decide, por ejemplo, el presupuesto. Que mejor toque alguna rolita.
Abigail. Pero otra cosa también cierta es que Abigail Arredondo tampoco la ha sabido hacer de lujo en el PRI. Tuvo el privilegio de ser amiga de los privilegiados, situación que le valió obtener espacios plurinominales (la historia de muchos). La situación que vive es dramática bajo el yugo de Alito Moreno pues ya no sabe para dónde hacerse. Hoy, dicen, anda tendida por la regiduría (pluri, obviamente). El partido se le desmorona, pero las ansias de la líder y de su grupo para sobrevivir flotando en una tabla del erario aún prevalecen. Massive Caller los hizo ver su letargo: 4%.
Morenistas ardidos. Los que en serio andan dolidísimos son los morenistas de Querétaro con la “alta traición” de la que fueron víctimas cuando sus diputados votaron a favor de la contratación de deuda. No deberían sorprenderse cuando tienen una cabeza hiper débil. Desde antes de Rufina los legisladores marrones no pelaban a la dirigencia que encabezaba el “universitario” de Mauricio Ruiz Olaes. Las posiciones pluris en Morena van que vuelan para ser ocupadas, otra vez, por externos. Se las van a volver a aplicar a los militantes, esos que se la viven en transmisiones en vivo y quemándose al sol, mientras los ganadores serán otros. Pobrecillos.
Perdón. El que tuvo que salir a pedir una disculpa pública fue el exdiputado local de Morena, Néstor Domínguez Luna. El aguerrido exlegislador tuvo una lengua muy larga cuando atacó a Rosa María Ríos, regidora morenista de San Juan. La representante no se quedó de brazos cruzados y lo denunció, obteniendo una sentencia de la sala regional de Monterrey que le obligó a disculparse. Su nombre quedará con letras de oro en la lista de personajes que han cometido violencia política contra la mujer en razón de género. Uno menos pa’ San Juan.
Bety. Estaría confirmado: dice que sí quiere y que la va a buscar. En charla con sus cercanos brotó la idea de tratar de arreglar el desbarajuste que trae Amarildo en Pedro Escobedo. No lo suelta públicamente aún pero el río ya suena demasiado.