Peregrinación a la Basílica de Guadalupe: una tradición de unión y devoción en Querétaro
En la historia de la peregrinación a la Basílica de Guadalupe en Querétaro, México, destaca su larga y arraigada tradición de más de 130 años. El evento anual, en honor a la Virgen Santa María de Guadalupe, ha sido considerado por los queretanos como un símbolo de identidad, unificación y solidaridad.
La pandemia tuvo un impacto significativo en la celebración de esta tradición religiosa, sin embargo eso no disminuyó la fe y devoción del pueblo queretano, pues las asociaciones de peregrinos y peregrinas trabajaron arduamente para conmemorar su fe de distintas maneras.
La peregrinación no es solo una celebración religiosa, sino que también ha sido una unión cultural que ha permitido el reconocimiento, preservación y defensa de las costumbres y tradiciones del pueblo queretano. Este evento ha ayudado a fortalecer los lazos culturales y a mantener viva la identidad de la comunidad.
Durante la historia de la peregrinación, los queretanos han mostrado una gran devoción a la Virgen de Guadalupe y se han implicado profundamente en su participación en el evento anual. Esto ha permitido que la peregrinación se convierta en un evento destacado en la vida religiosa y cultural del pueblo queretano.
La peregrinación a la Basílica de Guadalupe ha sido el escenario de muchos momentos significativos y con una gran carga emocional para los queretanos. Los participantes han aprovechado la oportunidad de entrar en contacto con su fe y de demostrar su profundo amor y gratitud a la Virgen de Guadalupe.
Esta tradición data desde el año de 1659, cuando el presbítero y vecino de la ciudad de Santiago de Querétaro, Lucas Guerrero Rodea, trajo una imagen de la virgen y la colocó en el Hospital de Nuestra Señora. Posteriormente, se fundó la venerable Congregación Eclesiástica de María Santísima de Guadalupe. Sus integrantes, junto con el apoyo del ilustre caballero benefactor de Querétaro, Don Juan Caballero y Osio, construyeron el Santuario de la Congregación, también llamado Santuario a la Virgen Santa María de Guadalupe en 1680.
Desde 1886, la Diócesis de Querétaro ha realizado la peregrinación a la Basílica de Guadalupe para rendir homenaje a la Virgen Santa María de Guadalupe. La manifestación se convirtió en un camino de preparación y sacrificio gracias a la intervención del tercer obispo de la Diócesis de Querétaro, Rafael Sabás Camacho. Esta tradición se ha realizado durante 132 años, aunque fue interrumpida en 1914 y 1916 y en 1928 y 1929. Durante los últimos dos años, debido a la pandemia, la peregrinación se ha realizado de manera virtual.