El origen de las piedras que rodean las vías de los trenes
Es posible que hayas notado la presencia de pequeñas piedras alrededor de las vías del tren, éstas son conocidas como balasto y varían en tamaño entre 4 y 15 centímetros de diámetro; sin embargo, debes saber que no se trata de meros adornos, sino que desempeñan un papel fundamental en garantizar la seguridad y estabilidad del transporte ferroviario.
De acuerdo con información proporcionada por el portal web Billiken, el balasto cumple una función específica: distribuir uniformemente el peso del tren sobre los cimientos del riel. Esta distribución uniforme del peso es esencial para prevenir la formación de hundimientos y deformidades en la estructura de las vías.
Además, el balasto también contribuye significativamente a mantener la estabilidad de las vías y, por ende, del tren que circula sobre ellas, pues las piedras ayudan a fijar las vías en su posición, lo que minimiza los movimientos no deseados y garantiza que el tren viaje con mayor suavidad y seguridad. La presencia del balasto reduce las vibraciones transmitidas al interior del tren, mejorando así la comodidad de los pasajeros y el personal a bordo.
Un aspecto esencial en la función del balasto es la reducción de la presión ejercida por las vías férreas sobre el terreno subyacente. Asimismo, actúa como capa intermedia entre las vías y el suelo, lo que permite dispersar la carga del tren de manera más eficiente. Esto es crucial para prevenir daños al terreno y asegurar que las vías permanezcan en su lugar durante el paso de los trenes, evitando el hundimiento y el desplazamiento no deseado de los rieles.