Orígenes curiosos: Descubre la historia detrás del abecedario español
El abecedario español actual, con sus 27 letras, ha evolucionado a lo largo de la historia y ha experimentado cambios significativos desde su forma original en el abecedario latino. Inicialmente, el abecedario latino constaba de 21 letras, que son la base del alfabeto español actual, excluyendo la J, la Ñ, la U, la W, la Y y la Z.
La G, por ejemplo, se introdujo en el siglo III a.C., ya que los romanos usaban la letra C para representar el fonema /g/. Con la adición de un trazo en la parte inferior de la C, nació la G. La letra Z se heredó de los griegos y se ubicó entre la F y la H cuando se amplió el abecedario latino debido a la influencia cultural de Grecia en Roma.
Roma, después de conquistar Grecia en el siglo II a.C., incorporó numerosos términos de origen griego, lo que provocó una expansión del abecedario latino. La Z y la Y se añadieron al final de la serie, aumentando el alfabeto a 23 letras en el siglo I a.C.
Las letras que no formaban parte del abecedario latino original y se incorporaron al español son la U, la J, la Ñ y la W. La U y la J eran variantes de la V y la I en la escritura latina, que se convirtieron en letras independientes en los siglos XVI y XVII. La U y la I se reservaron para fonemas vocálicos, mientras que la V y la J se utilizaron para fonemas consonánticos.
La Ñ proviene del dígrafo NN, común en el español medieval, y se convirtió en una letra abreviada con el tiempo. Se distingue de la N mediante la «virgulilla,» la pequeña raya sobre la N.
La letra W se introdujo en el abecedario español en 1969 y representa fonemas de lenguas germánicas, aunque ya se utilizaba en la Edad Media para escribir nombres extranjeros.