La Llorona: el tema mexicano más triste de la historia

Podría tratarse de una mujer que lo ha perdido todo. Una mujer que ha cimentado su estado anímico en el llano. Un grito de dolor, una oda al sufrimiento, a la mujer abnegada en México, a una madre cuya pérdida se ha encarnado en su piel o a aquel consuelo por todo y nada, que se busca en los momentos de mayor dolor. Tal vez, sólo tal vez, a la leyenda, al espanto y al desconsuelo. Así es «La Llorona», el son o vals más antiguo de la historia de México y que todos reconocen, casi a la par que Cielito Lindo.

¿Cuál es su historia?

La historia detrás de la canción ‘La Llorona’, icónica melodía mexicana
Descubre de dónde y cómo surgió la canción de La Llora; ¿tendrá algo que ver con la leyenda?

En las profundidades de la música mexicana, donde el folklore y la tradición se entrelazan con el misterio y el lamento, surge una canción que ha perdurado a lo largo de los siglos, como un eco de los susurros del pasado: La Llorona.

Esta melodía, que se eleva en el aire durante las festividades de Día de Muertos, ha conquistado corazones y mentes en todo México y más allá. Su origen es tan esquivo como su propia leyenda, y en estas líneas nos aventuraremos en su fascinante historia.

Los orígenes místicos de «La Llorona»
Esta canción, que se encuentra en las raíces de la cultura mexicana, tiene su origen en el Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca. Sin embargo, a diferencia de muchas otras composiciones musicales, no existe una versión única de La Llorona ni se conoce la fecha exacta de su creación ni su autor.

A menudo se asocia con la famosa leyenda de La Llorona, pero no hay evidencia sólida que respalde esta conexión. Más bien, La Llorona es una expresión artística que ha evolucionado a lo largo de los años, adaptándose a las distintas épocas y regiones de México.

La versión más clásica de la canción pertenece al género de los ‘sones istmeños’ que se asemejan al vals por su compás en 3/4. La base de «La Llorona» se cree que pudo haber ingresado a la región istmeña durante la Colonia, influida por las corrientes culturales europeas.

Andrés Henestrosa, un destacado escritor y folclorista mexicano, sostenía esta teoría, destacando la similitud entre las coplas de «La Llorona» y el poema «Aprended, flores, en mí» de Luis de Góngora. Esta influencia de la lírica española en las coplas populares de «La Llorona» y otros sones istmeños, como «La Petenera» o «La Sandunga,» respalda la idea de que estas canciones se integraron en la tradición oral del Istmo de Tehuantepec durante la colonización española.

Parte de la letra de La Llorona se remonta al siglo XVII y muestra paralelismos sorprendentes con el poema de Luis de Góngora, lo cual podría ser evidencia de su constante evolución.

Y es que al tratarse de un son las colaboraciones populares, la denominada regionalización y las adaptaciones a ritmos, géneros y costumbres, le han dotado de multiplicidad, pero también de reconocimiento.

En realidad, La Llorona es una canción con más de 500 versiones diferentes.

En México, destacan versiones icónicas interpretadas por artistas como Chavela Vargas, Lola Beltrán y David Záizar. Cada una de estas versiones añade un matiz único a la rica historia de «La Llorona».

Una de las razones fundamentales de por qué «La Llorona» sigue siendo relevante y se actualiza año tras año es su estructura sencilla y su capacidad para evocar emociones profundas. La canción se compone principalmente de cuartetos octosílabos que se repiten dos veces para formar estrofas de cuatro versos.

Esta simplicidad y repetición crean una melodía pegajosa que se adhiere a la memoria de quien la escucha, convirtiendo a «La Llorona» en un himno que sigue resonando en las festividades, las celebraciones y los corazones de los mexicanos.

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