La razón por la que se come pavo el Día de Gracias

En Estados Unidos y Canadá, el periodo navideño viene acompañado de una de las tradiciones más importantes del año: el conocido “Día de Gracias” o “Thanksgiving”, una tradición en la que el plato principal es un pavo asado. 

Los orígenes de esta celebración proviene de Inglaterra, posterior a la Reforma Anglicana, llevada a cabo en 1534 por el rey Enrique VIII.

En el esfuerzo de separar la creada iglesia romana, se suprimieron diversas fiestas litúrgicas, principalmente dedicadas a los santos; de casi cien fiesta, pasó a menos de 30.

En su lugar, se instauró un nuevo tipo de celebración llamada, precisamente, Día de Acción de Gracias. No era una fiesta recurrente, sino que se proclamaba en respuesta a ciertos eventos considerados señales de la gracia divina: una buena cosecha, el fin de una sequía, de una hambruna o de una epidemia, e incluso una victoria militar sobre una nación enemiga. 

Además, a pesar de que su propósito era “dar gracias a Dios”, no eran fiestas estrictamente religiosas y podían ser proclamadas por las autoridades seculares.

En otoño siempre solía haber al menos uno para celebrar el final de la cosecha, si esta había sido buena. De aquí procede el que acabaría convirtiéndose en el actual Thanksgiving.

Tradicionalmente, se considera como primer Día de Acción de Gracias “oficial” el celebrado en Plymouth, Massachusetts en otoño de 1621, aunque se tiene constancia de que previamente se habían celebrado en otros lugares como Virginia. 

La razón por la que se come pavo este día es que a la hora de realizar un banquete, era preferible sacrificar a un ave, que a una vaca o cerdo, pues se reproduce de manera más rápida y es menos costosa de criar.

Por las precarias condiciones en las que vivían los colonos americanos, los ganaderos a menudo preferían criar aves que ganado. Y puestos a sacrificar un ave, los pavos tienen más carne que las gallinas o los patos, por lo que se conseguía alimentar a más gente perdiendo el mínimo de animales.

Se dice que en esta fecha también se “perdona” la vida de un pavo. Fue a finales del siglo XIX, que los granjeros estadounidenses empezaron a regalar sus pavos al presidente, lo cual finalmente desembocó en una especie de competición para ver a cuál de ellos elegía para la cena oficial de Acción de Gracias. 

El resto eran entregados al personal de la Casa Blanca o se les devolvía a la granja: por supuesto, para estos el “perdón” era solo temporal.

El “perdón presidencial” propiamente dicho fue en realidad iniciativa de una mujer: Eleanor Rosalynn Carter, esposa de Jimmy Carter y Primera Dama entre 1977 y 1981.

Durante la presidencia de su marido hizo que algunos de los pavos que no eran seleccionados fueran enviados a granjas-zoo donde los visitantes podían interactuar con animales con fines de terapia.

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