Descubre la historia del pambazo: un típico platillo mexicano
El 15 de septiembre está a la vuelta de la esquina, y con los festejos por la independencia de México llegan los deliciosos antojitos mexicanos, entre estos, uno de los más queridos es, sin duda, el pambazo, imprescindible en cualquier festividad mexicana y que, además tiene una historia fascinante que se origina en tierras lejanas antes de convertirse en un manjar de la gastronomía mexicana.
El punto de partida de este platillo nos lleva a España, donde se elaboraba un pan conocido como «pan basso». Este pan se confeccionaba a partir de harina cernida y trigo de baja calidad, y estaba destinado a las clases más humildes. Con el tiempo, el nombre se transformó en «pambazo» y se vendía en establecimientos llamados «pambacerías».
La verdadera transformación del pambazo ocurre cuando llega a México, específicamente en el estado de Veracruz. Aquí es donde localizamos su origen mexicano; el creador de este manjar nacional fue un cocinero llamado Josef Tüdös, quien lo inventó en honor a la Emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo. La inspiración de Tüdös vino de las formas del majestuoso volcán Citlaltépec, también conocido como el Pico de Orizaba.
La receta original de Tüdös consistía en un pan blanco suave, impregnado de harina y relleno de chorizo, queso blanco, lechuga rebanada y chipotle adobado. Este nuevo manjar se llamó «Capricho de la Emperatriz». A medida que el tiempo avanzó, la receta del pambazo evolucionó, pero su esencia perdura hasta el día de hoy.
En Xalapa, Veracruz, el pambazo se prepara típicamente con frijoles, mayonesa, jamón, pollo deshebrado, chorizo, lechuga, cebolla y chile chipotle adobado. Esta combinación de sabores y texturas lo ha convertido en un plato icónico y querido en todo México.
Una segunda versión de su historia relata que el 31 de mayo de 1864, Maximiliano y Carlota realizaron una visita a Orizaba y la emperatriz quedó maravillada por la belleza del Pico de Orizaba y pidió a Josef Tüdös que creara un platillo en homenaje a esta majestuosa montaña.
Actualmente, en algunas regiones, el pambazo es llamado también como «guajolote», y dependiendo del lugar en el que se prepare, es el diferente relleno que puede llevar, pero de algo no hay ninguna duda, su sabor es muy peculiar, por algo se ha colocado como uno de los platillos más representativos del país.