El baile de todos – KÍNESIS
LOS CONVERSOS DEL NARANJA
Relato satírico de alta política y bajas pasiones
En el siempre vibrante, discreto, desesperado y nada predecible mundo de la política queretana, cada día que pasa pareciera amanecer con el atardecer. Así con la incongruente naturaleza del asombroso espectáculo que nos regala el astro rey, por la mañana con un cielo naranja que lejos de parecer que cae la noche, se vislumbra un “NUEVO” amanecer.
Un movimiento que dejo de ser ciudadano hace varios años se ha convertido en el plan “C” de los estrategas osados, de los mamadores de gobierno, de los apestados, desaprovechados, rebeldes, ansiosos y aprovechados. Se convirtió en la tierra prometida de políticos reciclados.
Hoy todos se sientan juntos en un restaurante que evoca a la independencia, quizá en uno que recuerda las tardes de tango de un sureño país o, si bien se sienten, a desayunar bajo el cobijo de la “Hoja” de Don José Antonio González. A sus espaldas se ven unas lonas más o menos nuevas, con modernas letras hechas con PowerPoint 2003, un águila imperial y un fastuoso color NARANJA.
Ahora todos perfectamente formados como si fueran niños de secundaria esperando los honores, compartiendo por primera vez una bandera que antes desdeñaban. Su tono de piel marrón, azul, roja o verde quedaba en el olvido. Calzada, Ospital, Rivera, Alcocer, Cadena, Sixtos, Palacios, Torres Landa. Puro nombre y apellido que retiembla en sus centros la tierra.
Unos cuando exponen tensan el entrecejo, traban la mandíbula, juegan con el anillo de matrimonio o inclinando su torso hacia atrás como si de superar a su expartido se tratase. Aún dolidos por no recibir respuesta quizá. Otro que dice representar el cambio, con micro expresiones que detonan la falta de seguridad y blofeo en discurso, delatan su desprecio por la anterior dirigencia, la de su expriismo. Otro que va armando su camino dependiendo del fango por el que se cruce; ya pisó fango de aguas residuales, concurso por fangos primarios y hasta visitó fangos aeróbicamente digeridos. Cada que le hablan de transformación, el subconsciente lo traiciona mandando a su mano voltear y esconder su palma.
Sus brazos, su boca, su cabello y cabeza, todo delata el ego que no dejarán de lado por un logo. Todos comparten un brillo en sus miradas, no de ilusión si no de cálculo. Cada gesto, pausa y sonrisa contenida son una coreografía minuciosamente ensayada digna de un reality, de esos que meten a muchos famosos en una casa para que solo uno gane, cueste lo que cueste.
Y así, Movimiento Ciudadano, ese club de exes con aspiraciones de futuro, se convirtió en la nueva pista de baile para quienes, lejos de colgar los tenis, solo cambiaron de camiseta… y no precisamente por ideología, sino por conveniencia cromática.
Porque en la política, como en el lenguaje no verbal, lo que no se dice… se nota.