La historia de los «pedos de monja», un dulce queretano

El origen de los pedos de monja tiene muchas versiones, una de las más famosas es su invención en el siglo XIX a manos de un chef de origen italiano, quien residía en Barcelona. 

Se dice que este repostero preparó unas galletas con forma de montículo y su centro terminaba en punta, de ahí surgió la idea de llamarlas; “petto di monja”, que en italiano significa “pecho de monja”.

Para la fortunada del chef, los catalanes no pudieron pronunciar correctamente el nombre, por lo que los llamaron “pedos de monja”. 

Actualmente existen múltiples variaciones de recentase, muchas de ellas plasmadas en páginas de libros de cocina tradicional, donde cambian ingredientes, cantidades y métodos de elaboración. 

En Querétaro, se realizan los conocidos “pedos de monja”, que desde 2009, llevan siendo una trufa, considerada de las mejores. 

De hecho, en la boutique artesanal “El Palacio del Chocolate” han creado una variedad de dicho chocolate, uno con leche y otro con chocolate amargo. 

Dentro de las características de este dulce, destaca su ligereza al paladar, que demuestra que la receta “secreta” se ha perfeccionado a lo largo de los años. 

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