Música de un día que no se olvida
Hace medio siglo, México vivió uno de los momentos más trascendentales de su historia. En octubre de 1968, la fuerza estudiantil se alzó exigiendo respeto a sus derechos, libertad de expresión y el retiro del cuerpo de granaderos. Sin embargo, el régimen de Gustavo Díaz Ordaz respondió con represión. El 2 de octubre, en la Plaza de las Tres Culturas, granaderos y el ejército abrieron fuego contra los estudiantes, dejando un número desconocido pero significativo de víctimas. El 2 de octubre no se olvida, queda marcado en la memoria y en la historia del país.
La música se convirtió en un arma poderosa para este movimiento. Como dijo Guillermo Briseño, músico de los 60’s, «La música no tiene patas ni manos, se mueve a través de quienes la hacen y quienes la escuchan.» Los jóvenes de la época encontraron en la música una fuente de inspiración y unión. Artistas como Oscar Chávez y Los Nakos contribuyeron con canciones de protesta y revolución que se convirtieron en himnos del movimiento.
La música de los chilenos Victor Jara y Violeta Parra, así como de los argentinos Mercedes Sosa y Alberto Rodas también se convirtió en bandera. Pero el movimiento no se limitó a la música de protesta; abrazó lo romántico y lo tradicional, mezclando folclore y popularidad con artistas como Los Leos, Johnny Dynamo, Roberto Jordán, José Alfredo Jiménez, Cuco Sánchez, Agustín Lara y Javier Bátiz.
Los estudiantes no solo escuchaban música en español, también se dejaban llevar por el «diabólico» rock extranjero, como «Hey Jude» de The Beatles, que se convirtió en un emblema y grito de guerra en las marchas. The Doors, Pink Floyd, Joan Baez, Jefferson Airplane, Grateful Dead, Frank Zappa, Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Leonard Cohen, Pete Segeer, Janis Joplin y Bob Dylan fueron estandartes musicales que inspiraron a las masas.
Estas canciones dejaron una huella imborrable en la memoria de quienes vivieron ese movimiento. Para las generaciones posteriores, la música de esa época es un viaje en el tiempo que les recuerda por qué el 2 de octubre nunca se olvida. Como canta el Panteón Rococó en su canción dedicada a la masacre de Tlatelolco, «Nada Pasó,» nos recuerda que debemos preguntarnos qué estamos haciendo para salvar a la nación mientras el pueblo observa indiferente las injusticias que ocurren en todas partes.