Pandemia y protestas afectan campaña de reelección de Trump
A menos de cinco meses para que los votantes decidan su destino, Donald Trump afronta una realidad política muy diferente a la que había imaginado
Redacción
El presidente, los asesores del Ala Oeste y su equipo de campaña están cada vez más preocupados por sus opciones de reelección, después de ver cómo la popularidad de Trump se llevaba un varapalo primero por su gestión de la pandemia del coronavirus y después durante una oleada de protestas en todo el país contra la injusticia racial. Sus aliados temen que el presidente haya logrado algo que su rival de noviembre no había conseguido por ahora: despertar entusiasmo en la base demócrata, poco convencida por el ex vicepresidente Joe Biden.
Trump afrontaba una perspectiva política compleja incluso antes de la muerte de George Floyd, el hombre negro fallecido la semana pasada después de que un policía blanco de Minneapolis le presionara el cuello con la rodilla, cuando Floyd estaba esposado en el piso, durante casi nueve minutos.
Los crecientes costes humanos y económicos del COVID-19 -y la desafiante respuesta del presidente- le han costado apoyos en circunscripciones que su campaña considera cruciales para ganar en noviembre. Lleva meses sin celebrar sus característicos mítines, y su ventaja de dinero en efectivo sobre Biden, aunque amplia, no ha crecido tan rápido como se esperaba porque la pandemia paralizó los actos de recaudación de alto nivel.
Sondeos internos de campaña y encuestas públicas mostraban una pérdida continuada de apoyos a Trump entre los ciudadanos mayores y en estados disputados que antes parecían inclinarse claramente por el mandatario, según seis empleados y exempleados de campaña que no estaban autorizados a hablar de forma pública sobre conversaciones privadas. La campaña lanzó hace poco una serie de anuncios de televisión en Ohio, donde Trump ganó por ocho puntos porcentuales hace cuatro años, y está viendo problemas en Arizona y datos preocupantes en Georgia, antes un estado republicano convencido.
La Casa Blanca se abalanzó el viernes sobre unos datos económicos mejores a lo previsto -el país sumó 2,5 millones de empleos en mayo y la tasa de desempleo bajó- con una grandilocuente celebración, presentándolo como una mejora económica tras la pandemia, que los asesores del presidente ven como el factor más importante para ganar en noviembre.
El plan de la campaña era invertir en la primavera de 2020 para mostrar a Biden de forma negativa, una estrategia que dejó de servir cuando el COVID-19 llegó a Estados Unidos. Los asesores de Trump están frustrados porque la pandemia ha permitido a Biden mantenerse en gran parte fuera de la vista del público, ya que creen que el demócrata, propenso a los deslices, a menudo daña su propia imagen cuando interviene en actos públicos.
La campaña de Trump sigue haciendo la misma jugada, hablando de un gran partido y después viéndose aplastados en el campo de juego”, dijo el portavoz de campaña de Biden, TJ Ducklo.
Trump ha intentado ajustarse a la nueva realidad, en la que los mítines abarrotados están prohibidos para cumplir los requisitos de distanciamiento social. Ha programado viajes oficiales pagados por los contribuyentes a estados en disputa para reafirmar su liderazgo durante la pandemia. Su viaje del viernes a Maine fue una nueva visita desde la Casa Blanca que también servía de acto de campaña, después de otras expediciones similares a Michigan, Pensilvania, Florida y Arizona.