¿Por qué vemos formas/rostros en todos lados?

El fenómeno que hace que veamos figuras en las nubes, que los antepasados vieran animales mitológicos en las constelaciones le encontraran distintas formas a la luna no es una ilusión óptica, se llama pareidolia, es un fenómeno psicológico donde un estímulo vago y aleatorio (habitualmente, pero no necesariamente, una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible. 

Por ejemplo, en los cráteres de la Luna los norteamericanos ven la cara de un hombre, mientras que los europeos a una persona cargando algo en su espalda, los chinos el perfil de una diosa, los Taoistas un sapo y en latinoamérica vemos un conejo de perfil, pero los japoneses un conejo haciendo arroz, lo que vemos está fuertemente influenciado por nuestra cultura. Esto no es un defecto, sino una adaptación evolutiva.

La pareidolia es considerada como una forma de apofenia, que es la tendencia que consiste en ver patrones, conexiones o ambos en sucesos aleatorios o en datos aparentemente sin sentido, expertos han sugerido que es un vínculo entre la psicosis y la creatividad. La pareidolia nos permite distinguir con rapidez figuras conocidas debido a que nuestro cerebro tiene una región llamada área fusiforme facial, especializada en el reconocimiento de caras, la cual actúa tan rápido y eficaz que una vez que identifica un rostro es prácticamente imposible dejar de verlo, por mucho que la razón insista en que eso no es un rostro real, creen que se trata del resultado de nuestra evolución y que no necesariamente significa algo negativo

Ambos son fenómenos psicológicos que no se pueden eliminar, pues no son consecuencia de ninguna anomalía cognitiva, sino son resultado del esfuerzo cerebral por interpretar el mundo. La pareidolia ocurre sobre todo con imágenes, sin embargo también el oído (el cerebro) tiende a encontrar formas conocidas incluso donde no las hay, como cuando escuchamos una canción al revés y entendemos palabras que realmente no están ahí.

Es un fenómeno que se conoce desde hace siglos, sin embargo comenzó a ser investigado por la neurociencia hace poco tiempo. Los científicos dicen que es algo perfectamente normal, pues el cerebro tiende a ver una cara a partir de «la más mínima sugestión de que allí hay una cara». 

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