Científicos alrededor del mundo investigan el origen del COVID-19
Diversos científicos en el mundo indagan el origen del nuevo coronavirus a través de modelos computacionales, estudios celulares y experimentos con animales
Redacción
Mientras varios investigadores están tratando de patentar la vacuna contra el COVID-19, que ha cobrado la vida de más de 322 mil personas alrededor del mundo, otros se enfocan en descubrir cuándo, dónde y cómo el nuevo coronavirus llegó a las personas.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista Nature, encontrar la fuente del virus es sumamente importante, porque de esta manera se evitaría una reinfección en años posteriores. Sin embargo, conocer su origen no es una tarea fácil, pues a pesar de la tecnología con la que cuentan los científicos, es complicado encontrar una respuesta.
Actualmente, existe una fuerte evidencia de que el virus se originó en los murciélagos, pero aún no se explican cómo es que pasó de estos animales a las personas; a pesar de las teorías que han surgido, ninguna se ha validado como un hecho.
Al respecto, varios líderes mundiales han pedido que se realicen investigaciones sobre el origen del brote. Por ejemplo, la Unión Europea y docenas de naciones apoyan un proyecto presentado a la Asamblea Mundial de la Salud, que exige misiones de campo científicas y colaborativas para identificar la fuente zoonótica del virus y la ruta de introducción a la población humana.
Pero la única manera de decir con certeza de qué animal proviene el virus es encontrarlo en esa especie en la naturaleza, ya que otros enfoques solo darían evidencia anecdótica, asegura Arinjay Banerjee, investigador de coronavirus en la Universidad McMaster en Hamilton, Ontario.
Por su parte, Li Xingguang, investigador de la evolución viral en la Universidad de Bioingeniería de Wuhan, asegura que la situación es muy compleja ahora, ya que el virus se ha extendido por millones de personas alrededor del mundo, incluso se ha transmitido hacia otros animales, lo cual vuelve una tarea difícil detectar el origen del contagio.
A finales de enero, los científicos del Instituto de Virología de Wuhan ya habían descubierto que un genoma proveniente de los murciélagos llamado RATG13, era 96% idéntico al SARS-CoV-2, por ello tomaron como referencia que el nuevo coronavirus provenía de estos animales.
De hecho, los pangolines se encontraban entre los primeros animales sospechosos de ser el factor intermedio, ya que dos equipos en China informaron que habían encontrado similitudes entre el SARS-CoV-2 y los coronavirus aislados del tejido de pangolines de Malasia que habían sido confiscados.
Según plantean los investigadores a través del artículo, examinar el genoma del SARS-CoV-2 también podría revelar pistas sobre posibles huéspedes intermedios y con el tiempo, se podrían utilizar para predecir a qué animales se podría haber adaptado.
Hacer crecer el virus en las células animales es una forma de evaluar si el patógeno se ha adaptado a un nuevo huésped, resalta Shi Yi, microbiólogo del Instituto de Microbiología CAS en Beijing, que planea introducir una versión inactiva de RATG13 en varios animales.
Los candidatos son murciélagos, gatos, monos y cerdos, con ello se podría ver si el virus desarrolla un patrón similar de mutaciones al SARS CoV-2 con el tiempo y a la vez revelaría en cuáles de ellos se adaptó el virus antes de infectar a las personas.
Por lo tanto, hasta ahora, las investigaciones sugieren que en realidad muchas especies son capaces de infectarse, incluso los gatos, los hurones, los macacos, los hámsters, los tigres y leones, lo cual dificulta tener una respuesta certera del único animal portador del virus que provocó el contagio.
Algunos investigadores también están utilizando modelos computacionales y biología celular para investigar la susceptibilidad de los animales, debido a que el SARS-CoV-2 generalmente ingresa a las células a través de una proteína receptora llamada ACE2.
Un estudio dirigido por Christine Orengo, una bioinformática de UCL, modeló la estructura de ACE2 de más de 215 vertebrados y descubrió que el receptor en muchos mamíferos, incluidos ovejas, chimpancés y gorilas, se acopla bien con la proteína de la espiga en la superficie del virus, lo que sugiere que estos animales podrían ser susceptibles a la infección.