La historia detrás de la aprobación del matrimonio igualitario
Apenas el pasado 22 de septiembre, el pleno de la 59 Legislatura estatal aprobó reformar el Código Civil, a fin de permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo en Querétaro, sin embargo, la lucha por la aprobación del matrimonio igualitario en el país, ha conllevado tiempo, esfuerzo y una lucha histórica que data de once años atrás.
Fue un 29 de diciembre de 2009 cuando se aprobó en la Ciudad de México la reforma al artículo 146 del código civil local por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la cual, reconoce al matrimonio igualitario en México como: “La unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambas partes se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua”. Lo cual, convirtió a la CDMX en la primera entidad en el país en aprobar el matrimonio igualitario.
Posterior a esto, se sumó el estado de Quintana Roo, en el cual, su Código Civil nunca señaló que el matrimonio fuera la unión entre “un hombre” y “una mujer”, sino más bien, hacía referencia a la unión entre dos personas, por lo que, nunca existió una prohibición explícita para que dos personas del mismo sexo contrajeran matrimonio.
Desde ese momento y hasta ahora, se han sumado ya 24 estados de la República que permiten el matrimonio igualitario. Se trata de la Ciudad de México, Coahuila, Campeche Nayarit, Colima, Michoacán, Morelos, San Luis Potosí, Hidalgo, Baja California Sur, Oaxaca, Tlaxcala, Puebla, Sinaloa, Baja California, Quintana Roo, Yucatán, Sonora y Querétaro.
En Chihuahua, Jalisco, Chiapas, Nuevo León y Aguascalientes el matrimonio igualitario se legalizó por la vía de Inconstitucionalidad, con una resolución ante la Suprema Corte.
Aún son ocho los estados de la República que faltan por sumarse a la aprobación del matrimonio igualitario entre ellos se encuentran: Durango, el Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.
Las personas que viven en estos ocho estados y desean casarse siendo del mismo sexo, se ven obligadas a irse a casar a otro estado o bien, tramitar un amparo con un costo adicional, el cual las parejas heterosexuales no deben padecer.