68 años después de la muerte de Frida Kahlo, la pintora sigue siendo recordada

Alessandra Vázquez

En el año 1954, una Frida de apenas 47 años, esperaba ansiosa la muerte; pues su vida había cambiado totalmente después del accidente que le dejó la columna rota. Lo que ella necesitaba era agitar esas alas, para despojarse de su torso traicionero y el vacío que sentía por su pierna mutilada. 

Kahlo nació un 6 de julio de 1907 en Coyoacán, CDMX. Formó parte de las primeras 35 mujeres que asistieron a la Preparatoria Nacional de México y comenzó a pintar debido a su accidente ocurrido en 1925. 

Además de ser una de las primeras artistas mexicanas en exponer en el Museo de Louvre ubicado en Paris, en el año 2000 fue nombrada la artista latinoamericana más valiosa. 

La situación de postración de Frida fue lo que la indujo a investigar su propia persona, cuerpo e identidad. En un principio, sus obras mostraban el retrato de una mujer de mirada intensa; pero con el tiempo, comenzaron a reflejar emociones, sufrimientos, pasiones y deseos, esto fue lo que convirtió a su arte en uno de los más representativos de México. 

La canalización de su dolor reflejado en lienzos, siempre mostró dos cosas: la cercanía de la muerte y el sufrimiento que vivía día con día. En varias ocasiones la pintora declaro que su arte no era surrealista, ya que ella no pintaba sus sueños, pintaba su realidad. 

Finalmente después de una larga trayectoria, teniendo 150 pinturas, Frida decidió utilizar sus alas para volar; falleciendo en su hogar, conocido como La Casa Azul, el 13 de julio de 1954. 

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