Santa Rosa de Viterbo, una joya arquitectónica

El templo y exconvento de Santa Rosa de Viterbo, en la ciudad de Querétaro, fue construido en 1752 por el arquitecto Ignacio Mariano de las Casas, cuyo estilo barroco junto a elementos árabes ha sido catálogado como único en su género.

De este templo resalta la cúpula de influencia mudéjar, es decir, de origen musulman durante la dominación islámica en la península ibérica, constituido además con una colección de seis retables dorados del estilo, realizados durante el siglo XIX, por el mismo Mariano de las Casas.

El templo es de una sola nave, reforzada por fuera con un par de botareles de gran tamaño, ubicados sobre los muros de la parte que correspondería al brazo norte, el que parece sugerir una remota existencia por el arco situado entre los dos contrafuertes que guardan una armonía interior entre las arcadas y las pechinas.

La torre, con campanario de dos cuerpos, está situada en la parte oriente del templo, levantándose desde el rincón noreste del coro alto. El primer cuerpo ostenta el primer reloj de tres carátulas que se construyó en América.

Desde lejos se puede apreciar la cúpula en la que se destaca su linternilla, la policromía del tambor octogonal y las columnillas y otros relieves de cantera que resguardan los ventanales.

También son dignas de admiración sus múltiples pinturas entre las que destacan: el retrato del capitán Velázquez de Lorea de Miguel Cabrera y el retrato de Sor Ana María de San Francisco y Neve, atribuida al maestro José Páez y considerado uno de los cuadros más bellos hechos a una monja.

Por la sacristía menor es posible comunicarse con lo que fue el convento que aún muestra lo imponente de la construcción y algunos detalles de interés, como los arcos volados en la escalinata y un par de relojes solares sobre la cornisa del segundo nivel del atrio.

Su exconvento, el cual ha sido parte de un largo y minucioso proceso de restauración, es ahora sede del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes.

El culto a Santa Rosa aún es muy fuerte en Viterbo, Italia, pues cada 3 de septiembre, en ocasión de las fiestas patronales, se efectúan dos celebraciones en honor a la santa cuya vida, a pesar de haber sido muy breve (1233 a 1252), fue de gran intensidad.

A los milagros que se le atribuyen debe agregarse el vaticinio que hizo de la muerte del emperador Federico II, lo que inclinó la balanza de poder a favor del papa A lejandro IV. El prestiglo de Santa Rosa de Viterbo influyó en la edificación de lo que fue el convento de Santa Rosa de Viterbo, en Querétaro, atendido en un principio por las hermanas Francisca de los Ángeles, Gertrudis de Jesús Maria y Clara de la Asunción.

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