Se descubrió en México nueva especie de dinosaurios: Tlatolophus galorum.
Antropólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Secretaría de Cultura y la Universidad Autónoma de México (UNAM) identificaron una nueva especie de dinosaurio, el primer parasaurolofino que ha sido descubierto en el país: Tlatolophus galorum.
Vivió hace 72 o 73 millones de años, y, según el INAH fue un “colosal dinosaurio herbívoro”, que de acuerdo a lo que dicen los investigadores que lo encontraron debió morir en un “cuerpo de agua copioso en sedimentos», lo que permitió la preservación de su cuerpo en buenas condiciones durante eras, hasta que los paleontólogos mexicanos pudieron recuperarlo, para así realizarle minuciosos estudios y determinar que sus restos pertenecen a una especie completamente nueva.
Gracias a la conservación del 80% de su estructura ósea, los investigadores compararle con otra especie conocida de la región, el Velafrons coahuilensis, y determinar que se trataba de una especie distinta y desconocida de dinosaurio crestado, característica que le dio su nombre, Tlatolophus galorum es, según los antropólogos, un homenaje a la voz nahua tlahtolli, que significa palabra, y del griego lophus, cresta, por lo cual su traducción es «cresta palabra». Mientras que galorum es por el vocablo ga, en honor al filántropo Jesús Garza Arocha, enlace entre la comunidad y los investigadores del INAH y la UNAM; y lorum se designó para reconocer el apoyo que la familia López brindó a los paleontólogos durante todo el trabajo de campo.
«Debieron ser dinosaurio pacíficos, pero platicadores», comentaron los expertos, pues tenían oídos con la capacidad de recibir sonidos de baja frecuencia y se teoriza que con su «trompeta integrada» emitían sonidos fuertes para espantar a los carnívoros, o con propósitos reproductivos, en complemento a sus crestas de vistosos colores.
Según los antropólogos, «este descubrimiento es un caso excepcional en la paleontología mexicana», ya que tuvieron que ocurrir sucesos altamente favorables desde hace millones de años, para que el especimen se conservara en las condiciones en las cuales fue encontrado. En total, lo que se recuperó de esta nueva especie, fueron huesos como el fémur, escápula, cráneo, cresta, mandíbulas inferior y superior, paladar, y otros 34 fragmentos.