Por fin cayó El Marro; falta mucho por hacer

TRAS LA VERDAD por Héctor Parra Rodríguez. Twitter: @HectorParraRgz

“El Marro”, José Antonio Yepez Ortiz, un delincuente que practicaba el terrorismo en el Estado de Guanajuato, llegó a lanzar amenazas en contra de las autoridades y proceder en su contra cuando detuvieron su madre, se daba el “lujo” de subir videos en las redes sociales, intimidando a todas las autoridades del ámbito de la “inseguridad pública”. Se “jactaba”, junto con su banda delincuencia, de incendiar camiones, cerrar calles, avenidas, carreteras, secuestrar, asesinar, robar combustible, vamos cometer toda clase de delitos sin que hubiese autoridad que lo enfrentara y detuviera. Apenas hace unos días, un delincuente, perteneciente al cartel de CJNG (así lo afirmó), advirtió que irían por “El Marro”, que sus días estaban contados. Y, curiosamente, tras la amenaza que también se difundió en redes sociales, logran la detención del peligroso delincuente. Acuerdo o no, entre delincuentes y autoridades, lograron la aprehensión de “El Marro”. 

La noticia acaparó todos los medios digitales y las autoridades se dieron el gusto de dar a conocer la información. La detención, dijeron las autoridades del ramo, se dio gracias a la coordinación de esfuerzos entre autoridades de Guanajuato, la Marina, el Ejército y la Guardia Nacional. En el caló delincuencial dirían “le echaron montón. El Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, así como la Secretaria de Gobernación, aplaudieron la medida. Obvio, Andrés López, también hizo su aparición en redes sociales, dando a conocer la noticia: gracias a La Secretaría de la Defensa nacional, se logró la captura. Seguramente en la mañanera López insistirá y se “adjudicará el triunfo de la detención”, sobre todo después de su visita al Estado gobernado por el “adversario político”, a quien ofreció su ayuda, después de un año 8 meses. 

Quienes han trabajado en áreas se seguridad e inteligencia criminal, saben bien que la suma de esfuerzos es fundamental para combatir a la delincuencia. La necesidad contar con equipo humano y técnico especializado (bien pagado), para hacer frente a la nueva ola de criminales, quienes trabajan con la misma capacidad, incluso superior. Creciente la inseguridad en lo que va del incipiente sexenio, nada habían podido hacer para lograr la captura de los grandes “capos”, hasta este día; aunque muchos minimizan la fuerza de “El Marro”, sin embargo, su acción era sangrienta. López ofreció que no combatiría fuego con fuego, lo que envalentonó a los delincuentes. Sumado a las fallas ministeriales locales y federales, así como policiales, a la corrupción en este sexenio que no termina, los delincuentes siguen haciendo de las suyas. En esta ocasión todo indica que no fue un golpe de suerte, se debió a la labor de inteligencia y conjunción ordenada de esfuerzos, como debe trabajarse. Lo malo, fueron las fuerzas armadas las que dieron el golpe más fuerte y no las áreas dedicadas a la seguridad pública, como la Guardia Nacional y Seguridad Pública del Estado. Al final, el resultado es lo que cuenta. Esperemos no hayan violado el debido proceso y pronto deje la cárcel ¡Sería el colmo! 

No se trata de un triunfo en contra de la delincuencia, esa labor debe darse de forma constante, convertido en un sistema bien organizado para minar la fuerza delincuencial. Es obligación del Estado brindar seguridad pública a la población, por eso no es una “gracia” lo que hicieron las fuerzas dedicadas a esa delicada actividad. Dada la ineficiencia en la materia, resulta que por primera vez logran detener una buena “presa” y todos aplauden. Se sorprenden, es noticia nacional, cuando vergüenza debiera darles a las autoridades por incapaces, incompetentes para combatir al crimen, sea organizado o desorganizado. La delincuencia existe por una sencilla razón, por la incompetencia de las autoridades, así de simple. Luego, si es obligación del Estado combatirla, no tiene la sociedad por qué aplaudir el cumplimiento de su obligación, muchos miles de millones de pesos cuestan al erario para esa infausta labor, combatir a los peligrosos delincuentes. 

La detención de “El Marro”, cierra una puerta y abre otra. Cercenan la peligrosa cabeza de una banda de criminales; pero, se abre otra puerta para que similares ocupen la plaza, como lo advirtió el CJNG. No hay que ser mal pensados, ni siquiera se insinúa semejante perversidad. Es la simple realidad. Las autoridades deben ser constantes y certeras en el combate a la criminalidad, no solo “golpes de suerte”, solo así podrán acabar con la delincuencia. Alfonso Durazo ofreció que al final del sexenio reducirían, si bien les va, el 50% del índice delictivo; López Obrador, contrario a lo aseverado por Durazo, dijo que en medio año reducirían la incidencia de delitos, luego alargó el plazo a un año, para después mejorar la oferta: en dos años. Por eso no se puede tener la confianza en el gobierno de la 4T, ni la certeza de que cumplan con minar la fuerza delincuencial, mucho menos con la errática política de seguridad pública. En el programa sobre seguridad que publicaron en el Diario Oficial de la Federación, los señores de la 4T, alargaron el plazo para apaciguar al país, hasta el año 2040; sí, dentro de 20 años ¿Pensarán seguir en el gobierno hasta entonces? 

Al final, sea como sea, por lo pronto un peligroso delincuente menos en las calles. La tarea inmediata, es desmembrar la banda, antes de que se reorganice y resurja una nueva cabeza de mando; la banda está compuesta por más de un centenar de delincuentes, esos siguen libres. Aún falta mucho para (al menos) reconocer que está haciendo bien su trabajo el gobierno federal, reconocer, no aplaudir. Dada la información difundida en redes sociales por autoridades, las fuerzas armadas fueron quienes en realidad lograron la captura del peligroso delincuente, no las fuerzas civiles. Es urgente que los responsables de la seguridad pública, den mejores resultados y no quemen la pólvora en infiernitos. Ahí está Ovidio Guzmán, quien por orden presidencial, obtuvo su libertad para continuar con su carrera delictiva; también están otros carteles que amenazan en redes sociales con “ejércitos paralelos”, mostrando su capacidad de fuerza; están en las calles infinidad de delincuentes haciendo de las suyas; expertos calculan que la fuerza en conjunto ronda el medio millón de delincuentes. Nada de aplaudir, hay que exigir que el combate a la delincuencia sea sistemático y no ocasional, tampoco circunstancial ¡Falta mucho por hacer! 

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